martes, 18 de diciembre de 2007






En el cuarto de la casa de Tampico. Está casi despejado: solo el ropero y una mesita. Me miro en la luna. Tengo todavía la amarga sensación de una derrota, pero al mismo tiempo me alegro por mi hermana, quien entra en ese momento irradiando contento por sus proyectos logrados, clases, deporte ( me dice que está entrenando a un equipo de basket, y la imagen de una cancha con los jugadores en plena práctica me emociona) teatro...



Luego nos encontramos en el departamento de enfrente; Carmen nos acompaña. Algo nos queda claro, y es que ante la amenaza de inundación tenemos que adquirir víveresNo recuerdo cómo de pronto estamos en la camioneta de un muchacho. Él es atractivo, pero hay algo que no me late, y es que es, ¿vanidoso?, ¿engreído?, en el camino intento descifrarlo. Vira la camioneta y se mete en un gran salón botanero. Baja sin mirarnos, y se dirige a la barra pavoneando su guapura ante los hombres del lugar; es una lástima, me digo.

domingo, 9 de diciembre de 2007




Camino por una calle empedrada, a mi lado una mujer me pregunta si ya compré las flores, y le digo que sí, y se las muestro. Son flores moradas, y ella me dice como se llaman; las miro de nuevo y el nombre me parece muy extraño, ajeno a ellas. Luego, tomamos rumbos diferentes. Entro a un lugar donde se desarrolla una especie de mitin; hay una fila para llegar a una mesa directiva, titubeo para formarme, finalmente lo hago y para mi buena suerte, la fila marcha rápido. Cuando llego ante los directivos, me hacen cuestionamientos...

lunes, 1 de octubre de 2007

SUEÑO DEL 1 DE OCTUBRE DE 2007


Empezó con una plática. Una compañera me decía que le dolía dejar atrás ciertas cosas, yo conocía muy bien ese sentimiento pero prefería por lo mismo no hablar de ello en ese momento; sólo asentía. Junto a mí estaba mi hermano Jesús. Esperábamos a la vuelta del recodo el paso del tren. El cielo estaba despejado. Cuando vimos asomarse el tren, mi hermano me dijo que tuviera cuidado al trepar, pues no paraba: era un tren tipo piojito turístico que recorre las calles céntricas de la ciudad. Nos apeamos fácilmente. Me tocó compartir el mueble con una joven que me parecía conocida, le pregunté a dónde iba y me contestó que a la Ciudad de México, estudiaría arquitectura, ya estaba cansada del calor de Tampico y me describió el cuarto donde estudiaba y coincidió que era el cuarto de la casa donde yo también había estudiado mi prepa y universidad y le describí los detalles de la casa para que no quedara duda alguna. Miré su perfil que avistaba el horizonte, me quedé con esa imagen de libertad, de un camino por recorrer, me pregunté si ella estaría consciente de esto y lo disfrutaba o estaría atosigada por su presente, lo cual sería una pena, pero mejor me quedé callada. Por mi parte, desconocía mi destino.

sábado, 1 de septiembre de 2007


Estaba tumbada en la alfombra de la sala de mi tía Soco viendo televisión cuando de buenas a primeras unos cinco niños-jovencitos irrumpieron por la puerta de enfrente. Me incorporé rápidamente: había algo en sus miradas y en su avance silencioso que denotaban amenaza . Iba a preguntar qué se les ofrecía, pero uno de ellos me empujó contra la pared alzándome en vilo. No pude sino lanzar golpes que no le hacían daño, sintiendo por el contrario un dolor grave en mi costado derecho.
*Toda la escena la vi desarrollarse desde un punto alto de la esquina de la sala, exceptuando cuando estuve en vilo, ahí el punto de enfoque fue mi mirada.

domingo, 26 de agosto de 2007

SUEÑO DEL DOMINGO 26 DE AGOSTO


Bajé de un taxi en una cuadra cercana al centro de no sé qué ciudad; quizá Tampico. En la esquina vi al señor M., de Xalapa. Me acerqué a saludarlo y me enseñó un curso de inglés que llevaba de regalo a sus hijos. Eran discos de 33 revoluciones. Me guardé de decirle que por qué había comprado eso en lugar de discos compactos; se veía tan contento por su compra, hasta me invitó a comer a su casa, cerca de ahí, y presentarme a su familia. No pude negarme. Cuál sería mi sorpresa cuando al abrirnos la puerta su esposa invitándome a pasar, vi su atuendo y peinado retro acorde a todos los objetos de la sala, entre ellos una consola nueva. Mientras los niños abrían el paquete del curso, pensé que o bien esa familia rechazaba tajantemente la nueva tecnología prefiriendo vivir como en décadas pasadas o estaban viviendo el presente de una época donde yo había llegado por error o desfase. Y me contemplé en ese extraño ambiente sintiendo vértigo.

domingo, 1 de julio de 2007

En un hotel de innumerables pasillos de color beige, y en un cuarto x, mi hermano J. contrajo un virus ymurió intempestivamente. Los dueños del hotel se negaron a hacer público el hecho, para ellos él lo había contraído en otra parte.
Entré a un Harmon Hall para buscar un libro, no sabía cuál, hasta que una señora que andaba entre los estantes dijo que buscaba a un autor x norteamericano, su apellido constaba de tres o cuatro letras; para abreviar mi estancia, fui hasta un módulo donde una señora atendía, me presenté y le dije que si tenían tal libro. La señora me mostró una hoja que contenía un listado de quehaceres y me preguntó el orden de prioridad que ella había marcado, como no le respondí, ella me dijo que regresara más tarde pues tenía cosas más importantes que atender. No dije nada y seguí buscando inútilmente. Salí.
Una amiga nos invitó a mi mamá y a mí a comer en un restaurante de Elena Poniatowska. Había gente esperando afuera, hasta que Elena salió y pidió disculpas por no poder atendernos, pues había preparado una comida para los del patronato. Nuestra amiga nos dijo que volviéramos luego a un desayuno, y en lo que ella y mi mamá se adelantaban, yo subí las escalinatas y entré al restaurante, en el recibidor había venta de vestidos de noche del patronato, a un costado, en un cuarto hasta el fondo, había una exposición pictórica. Ahí, el pesado de Adal Ramones le hacía una entrevista a Elena. Me retiré. Pero ya no vi a mi mamá. Caminé varias cuadras hasta topar con unas calles de terracería. Entonces sonó el claxon de un coche: eran unas conocidas. Subí. Ahí estaba C. Alguien leía una revista de modas. Cuando pasamos por el Harmon, le comenté a C. la anécdota. Luego ella y yo recorrimos los pasillos del hotel y vimos que los dueños habían clausurado el cuarto de J.

jueves, 31 de mayo de 2007

A mediodía dos equipos de voli nos encontrábamos a la vuelta de un gimnasio. Nuestro entrenador, J, nos dijo a una compañera y a mí que jugáramos con el otro equipo; sentimos malestar, pues nos dejaban de lado. Finalmente, nos unimos a éste. Era de noche cuando nos adentramos a una especie de institución cristiana. En uno de sus tantos cuartos un hombre exorcisaba, casi me tropiezo con éste. No nos dijeron nada por andar curioseando y recorrimos otro donde ofrecían hostias. En uno había parroquianos. Me senté a la barra y miré a mi alrededor. Una mujer de vestir bohemio cantaba. Cuando al terminar, a mi vez quise también cantar, adivinándolo ella se adelantó a cantar otra sin que los demás lo notaran. Salimos de ahí y nos apeamos del autobús. Me tocó sentarme a lado de Angelina Jolie. Sus rasgos armónicos podían llenarle a uno los ojos. Platicamos durante el viaje y le dije que en verdad era hermosa por fuera, pero no sabía si por dentro. Ella sólo sonrió. Cuando nos bajamos del autobús dijo que en su próxima película saldría en traje de baño e iba a ceñirse la cintura con un cinto y me mostró cómo. Sólo sonreí. Una pareja nos salió al paso y quisieron meternos a la fuerza a un camión pero logramos escaparnos. Una joven de serio semblante no tuvo tanta suerte, le hicieron daño y escaparon. Nos refugiamos en un hotel donde llegó Tom Selleck, como en sus mejores tiempos. Era uno de los policías que había acudido a protegernos, pero cargaba una santa flojera que no podía con ella. Le gritamos que en el patio del hotel estaba el delincuente, y antes de que Tom pudiese reaccionar el otro ya estaba disparándonos. Nos lanzamos hacia uno de los cuartos mientras Tom lo enfrentaba con su magnum.

miércoles, 23 de mayo de 2007

*En el traspatio de la casa en Alamo- sin bardas ni límites como ahora-, platicábamos Delia y yo bajo la sombra del almendro. Ella estaba acomodando una mesita de madera, entre otras cosas. Se quejó de que alguien había puesto unas bolsas de basura precisamente donde quería colocar la mesita. Le dije que ahí había sido normalmente un montículo de basura. Entonces la acomodó en otro lugar. Miré en torno nuestro, ahí estaba el tronco rugoso del almendro, más allá, acompañándolo, el zapote, el guanábano, y le dije a Delia , mientras veía a Bita venir en dirección nuestra, que en ese patio había transcurrido parte de mi infancia, "éste es mi lugar de juegos". Algo dijo Delia que ya no entendí porque me preocupó ver la expresión sombría de Bita, me despedí de ella y acompañé a Bita a su casa que está a unos cuantos pasos. Las dos puertas y ventanas estaban abiertas y había personas adentro pero no supe quiénes eran; luego caminamos hacia el aguacate. "Mis papás ya no se aman", dijo Bita. Le dije que de eso ya me había dado cuenta; iba a decirle otras cosas pero nos interrumpió una tía que le preguntó a Bita qué se iba a comprar para la comida, fue ahí que vi a mi mamá platicando con Gelos y Julia en el portón, me les acerqué. Alguien dijo que a Clemente l0 habían asaltado nuevamente, cien mil pesos y ahora en su casa. Me aventuré a decirle a mi mamá que ya se lo traían de encargo, que debía tratarse de los mismos delincuentes. Sí, dijo mi mamá, y bajando el volumen de su voz, nos contó algo que nos provocó escalofríos, esta vez habían amenazado a Clemente con quitarle algunos hilitos negros: sus nervios.
*Conversaba con Malena en un patio -que parecía como el del Colegio Progreso, donde estaba el gallinero-; mirábamos el extenso terreno adjunto. Ella me decía que muy pronto en éste construiría su casa.
*Una joven como de unos 17,18 años, en un vestido negro de baile que se ajustaba perfectamente a su figura delgada y armónica, hacía ejercicios de calentamiento junto con sus compañeros que vestían trajes de colores brillantes, y se preparaba para ejecutar algo. Uno de sus compañeros dijo que la paga por la compañía era buena y lo decía casi casi como si fueran juguetes. ¿Lo eran?

martes, 1 de mayo de 2007

Cuarto. Niños jugando. Extraños huevecillos en el brazo de él, que iba quitando con cuidado.

jueves, 26 de abril de 2007

Caminando por una calle céntrica de Tampico me encontré con una amiga. Entramos al Super cream y ocupamos una mesa donde habían dejado dos rebanadas de pastel casi intactas. Sin chistar nos las apropiamos y tras pedir café hablamos amenamente de las cosas que habían pasado en estos años sin vernos.

domingo, 22 de abril de 2007

Era una rara presentación de un libro de un autor que no conozco. Esperábamos a que llegara más gente. Estaba arriba y abajo con mis niños cuando vi que llegaron varios conocidos de Alamo.
Al instante siguiente estaba durmiendo en un autobús, y la incipiente luz del día se asomaba en las ventanillas. Luego de una noche de viaje llegábamos a nuestro destino: Río de Janeiro. Viajamos varias compañeras con sus respectivas familias. ¿Motivos?, entre ellos el de la presentación del libro, pero sobre todo el puro placer de viajar. Nos maravillábamos de estar juntos en ese rincón del mundo. Podíamos sentir la brisa del mar. Lástima que el problema que nos enclaustró horas en la terminal sería de orden administrativo. No podíamos creer que estuviéramos perdiendo el tiempo de esa manera, cuando el mar nos estaba abriendo sus brazos a unos cuantos pasos y mero enfrente estaban presentando el libro de un autor desconocido.

sábado, 14 de abril de 2007

Sueño del 14 de abril de 2007, por la tarde


Me estaba cambiando en el cuarto -de otra casa que alquilábamos-, cuando alguien removió la esquina del techo, losa que se volvía lámina, y quedé expuesta a los ojos de unos niños. No hice nada. Ellos bajaron rápido la escalera. Más tarde me asomé a ver la casa de los vecinos. Era hermosa: amplia, de un nivel, con escalinatas y un extenso patio. La pareja y sus hijos estaban platicando en las escalinatas; iban de salida. Por cualquier cosa quité la escalera recargada en la casa.

Otro día, iba a la cocina-de la actual casa- y al escuchar un ruido como de sierra, volví sobre mis pasos a la sala. Me aterrorizó ver que efectivamente los dientes afilados de una sierra iban rebanando el piso de la sala, y Adriana estaba en el centro; la tomé en brazos y corrí hacia la cocina. La sierra se detuvo de pronto. Se abrió la puerta, y se asomó el vecino, un hombre maduro y guapo, que esbozó una sonrisa parecida a la de Luis Miguel. Atónita, escuché que me daba las buenas tardes y antes de que dijera otra cosa, lo interrumpí con furia contenida, preguntándole qué diablos estaba haciendo. Le dije que poner en peligro nuestras vidas e irrumpir en la intimidad, eran motivos suficientes para denunciarlo. En eso, entró su mujer. Una rubia cuya sonrisa también se deshizo al percibir el tenso ambiente. Parecían no comprender nada. Yo tampoco.

lunes, 19 de marzo de 2007

Imágenes de viaje, en autobús, en avión, a contra reloj. El viaje más corto era más complicado que el largo. En un tramo me acompañó mi mamá y platicamos. Tenía que estar a las 19:30 en un lugar. En el gimnasio todo estaba dispuesto y comenzó el partido. La entrenadora me banqueó junto con otras y vi cómo nuestro equipo iba perdiendo puntos que si no eran fáciles al menos se podían pelear. Tenía deseos de entrar y luchar, y por qué no, de revertir el marcador. pero la entrenadora, desesperada, sólo pasaba su mirada sobre nosotras; en su juicio, ninguna daría el ancho. Ante el inminente naufragio, y con mi ánimo caído y cuerpo frío, sólo quise ser invisible, que esa mujer no se atreviera a meterme al final del partido cuando ya nada podía hacerse.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Casa de Xalapa. I dijo que por mera precaución teníamos que saber cuántos pasos eran del cuarto a la cocina. Acto seguido cargó a JC y empezó a contar. En el patio, L expresó que deseaba quemar algunas cosas, y miró un cesto metálico. Le dije que lo usara para ello.
En el frente de la casa de mi abuelita, platicábamos mi papá, Juan y yo, y de pronto una voz me dijo: "Si hay perversión hay cambio: una historia". Y traté en ese instante de encontrarle un sentido. Perversión. Un personaje, un hecho, una situación que pervierta o se pervierta al final. al otro instante, iba ya en el asiento de un autobús, vi los anuncios publicitarios de una esquina de Clavijero, la siguiente de la gasolinera, y luego bajé la vista para leer un texto mío que ocupó en seguida todo el recuadro, y en donde enlistaba una serie de palabras inconexas, entre las cuales sobresalía "culo grande".

lunes, 12 de marzo de 2007

SUEÑO DEL 12 DE MARZO DE 2007


Alguien me dijo tajante que no me creara expectativas en cuanto a que me publicaran el cuento en un periódico capitalino, habló sobre mafias, grupos y todo eso.Escuché entonces el coro de una canción de La Pequeña Compañía: "Ay,ay, amor; ay,ay amor; decir te quiero es muy fácil, quererte no".

viernes, 9 de marzo de 2007

Sueño del 9 de marzo de 2007


Solos, en la casa de Tampico, a mediodía: Nicholson y yo. No era el Jack de El Resplandor, ni el de Los Infiltrados, sino más bien el de Mejor...imposible. Y entre plática, risas y su muy conocido arqueo de cejas, no sé cómo acabamos haciendo el amor en plena sala.


Me reservo los detalles; como hubiese dicho un conocido, "Eso queda en el disco duro". Pero como en las películas suele suceder, precisamente en el mejor de los momentos, tocaron a la puerta. Era Carmen, mi cuñada, y hasta ahí terminó el encanto.



He estado pasando a word los sueños de 2020, como los tengo anotados en tableta, hojas sueltas y en cuadernos regados, tras estos meses de e...