En un hotel de innumerables pasillos de color beige, y en un cuarto x, mi hermano J. contrajo un virus ymurió intempestivamente. Los dueños del hotel se negaron a hacer público el hecho, para ellos él lo había contraído en otra parte.
Entré a un Harmon Hall para buscar un libro, no sabía cuál, hasta que una señora que andaba entre los estantes dijo que buscaba a un autor x norteamericano, su apellido constaba de tres o cuatro letras; para abreviar mi estancia, fui hasta un módulo donde una señora atendía, me presenté y le dije que si tenían tal libro. La señora me mostró una hoja que contenía un listado de quehaceres y me preguntó el orden de prioridad que ella había marcado, como no le respondí, ella me dijo que regresara más tarde pues tenía cosas más importantes que atender. No dije nada y seguí buscando inútilmente. Salí.
Una amiga nos invitó a mi mamá y a mí a comer en un restaurante de Elena Poniatowska. Había gente esperando afuera, hasta que Elena salió y pidió disculpas por no poder atendernos, pues había preparado una comida para los del patronato. Nuestra amiga nos dijo que volviéramos luego a un desayuno, y en lo que ella y mi mamá se adelantaban, yo subí las escalinatas y entré al restaurante, en el recibidor había venta de vestidos de noche del patronato, a un costado, en un cuarto hasta el fondo, había una exposición pictórica. Ahí, el pesado de Adal Ramones le hacía una entrevista a Elena. Me retiré. Pero ya no vi a mi mamá. Caminé varias cuadras hasta topar con unas calles de terracería. Entonces sonó el claxon de un coche: eran unas conocidas. Subí. Ahí estaba C. Alguien leía una revista de modas. Cuando pasamos por el Harmon, le comenté a C. la anécdota. Luego ella y yo recorrimos los pasillos del hotel y vimos que los dueños habían clausurado el cuarto de J.