Podía olerse el peligro. Mi familia (gente desconocida)y yo estábamos en el cuarto de Xalapa. Sabíamos que el asesino era un hombre alto y fornido, y que se acompañaba de un niño como de unos 7 u 8 años. Ese niño era de nuestra familia, pero había algo en él indefinible que daba temor. Por eso, cuando vimos que el niño entró a la casa, mi tía, que tenía azúcar, se quedó ciega de la impresión. Fui a prevenir a mis primos, y éstos con estupefacción vieron que entraba el niño como si nada hubiere pasado. En el patio trasero, una imagen fugaz del hombre alto, y sangre en el piso.
lunes, 19 de octubre de 2009
sábado, 3 de octubre de 2009
ULTIMA SEMANA DE SEPTIEMBRE
La imagen de una joven y hermosa Michelle Pfeiffer abarca todo un campo de futbol; a lo lejos, desde una loma, la propia Michelle, se contempla.
En un cuarto hay muchas mujeres. Una de ellas me dice que tome una bolsa de mandado y me forme, y le digo que no, gracias. Ella insiste y me da la bolsa, y yo se la vuelvo a regresar.
Caminamos frente a la casa de Fidela, en Álamo. Mi familia huye de algo. Temo por los niños. Hay un muelle negro y las aguas salpican a su alrededor.*
*El enfoque del sueño, se tiende de arriba hacia abajo.
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