sábado, 12 de enero de 2008


En la casa de Alamo estábamos conviviendo. Malena y Bedil estaban con las niñas en la planta baja con mi mamá y los niños, pero entre todo el bullicio reparé de pronto en la presencia de un extraño, quien estaba en el cuarto de arriba, sentado en una de las camas individuales platicando con Carlos. Era un hombre de unos 40 años, algo rellenito y de rostro afable, que miraba su entorno con un aire incómodo o más bien como de aquel que quiere absorber toda la información para acoplarse más rápido a sus circunstancias. ¿Y tú quién eres?, le pregunté. "El novio de tu hermana", me respondió.Y siguieron otras preguntas,¿dónde vives?..., bien, le dije y salí del cuarto.

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