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De visita, voy recorriendo las habitaciones de una casa*. Abro la puerta trasera que da a una pequeña jardinera y admiro las flores de vivos colores; cuando doy la media vuelta alguien me habla, me vuelvo y no hay nadie. Me parece extraño, y de nuevo la voz me llama, pero proviene de una flor, observo que los pétalos se mueven y el color se vuelve más radiante. Apenas salgo de mi sorpresa, y otra flor me habla, y cuando veo ya están muchas hablando al mismo tiempo.
*Se parece en parte a la casa de mi abuelita A.
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