Estaba tumbada en la alfombra de la sala de mi tía Soco viendo televisión cuando de buenas a primeras unos cinco niños-jovencitos irrumpieron por la puerta de enfrente. Me incorporé rápidamente: había algo en sus miradas y en su avance silencioso que denotaban amenaza . Iba a preguntar qué se les ofrecía, pero uno de ellos me empujó contra la pared alzándome en vilo. No pude sino lanzar golpes que no le hacían daño, sintiendo por el contrario un dolor grave en mi costado derecho.
*Toda la escena la vi desarrollarse desde un punto alto de la esquina de la sala, exceptuando cuando estuve en vilo, ahí el punto de enfoque fue mi mirada.
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