La tía E. falleció repentinamente: presión alta; muerte silenciosa. Sentimientos de extrañeza y orfandad me invadieron. En el funeral - en casa de mi abuelita, que en ocasiones se volvía un lugar muy distinto, colocaron cuadros pintados al óleo en las paredes de la escalinata a la planta alta-platiqué con mi mamá sobre el qué iba a pasar a continuación. Bajo el porche, alguien me habló de fantasmas que rondaban el terreno familiar.
*Por la mañana desperté con un leve dolor de cabeza.
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