En un autobús, el joven sentado a mi lado, llevaba de mascota una serpiente blanca,semitransparente. Tenía ganas de salir corriendo, pero me controlé. Hubo un momento en el viaje, que el pasajero a mi lado no le quedó sino darme a cuidar la mascota. Me reí del puro susto cuando la colgó en mi cuello. Todo bien hasta que en uno de los muchos percances la serpiente se esfumó y anduve buscándola entre los pasajeros. No veía ya entre éstos al dueño. Al llegar a nuestro destino, vimos cómo el autobús, que había salido impecable, estaba hecho un asco.
Trepadas en el borde de un edificio, X me contó que ya había estado mucho tiempo queriendo escapar del monstruo que estaba atrapado en el edificio, que cuando subía al techo para tomar agua de los recipientes, la descubría enseguida y tenía que regresar a los bordes para que no le hiciera daño.
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