sábado, 14 de abril de 2007

Sueño del 14 de abril de 2007, por la tarde


Me estaba cambiando en el cuarto -de otra casa que alquilábamos-, cuando alguien removió la esquina del techo, losa que se volvía lámina, y quedé expuesta a los ojos de unos niños. No hice nada. Ellos bajaron rápido la escalera. Más tarde me asomé a ver la casa de los vecinos. Era hermosa: amplia, de un nivel, con escalinatas y un extenso patio. La pareja y sus hijos estaban platicando en las escalinatas; iban de salida. Por cualquier cosa quité la escalera recargada en la casa.

Otro día, iba a la cocina-de la actual casa- y al escuchar un ruido como de sierra, volví sobre mis pasos a la sala. Me aterrorizó ver que efectivamente los dientes afilados de una sierra iban rebanando el piso de la sala, y Adriana estaba en el centro; la tomé en brazos y corrí hacia la cocina. La sierra se detuvo de pronto. Se abrió la puerta, y se asomó el vecino, un hombre maduro y guapo, que esbozó una sonrisa parecida a la de Luis Miguel. Atónita, escuché que me daba las buenas tardes y antes de que dijera otra cosa, lo interrumpí con furia contenida, preguntándole qué diablos estaba haciendo. Le dije que poner en peligro nuestras vidas e irrumpir en la intimidad, eran motivos suficientes para denunciarlo. En eso, entró su mujer. Una rubia cuya sonrisa también se deshizo al percibir el tenso ambiente. Parecían no comprender nada. Yo tampoco.

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