sábado, 28 de noviembre de 2020

 

Sueño de un domingo de octubre (previo a Todos Santos) de 2019.

Con sorpresa, grata sorpresa, me entero que X, una amiga de años, va a recibir un homenaje por su obra literaria. Estamos entre la multitud en una calle cerrada (no sé si de Xalapa o de Álamo) y veo a X de lejos. Le pregunto a Malena qué obra, y en ese momento un presentador nombra los títulos y entre la gente comienzan a mostrarse los libros. Malena me enseña el libro que a ella le gusta, y es uno infantil, en su portada hay un pollo, un sol, y lo que impera es un hermoso y brillante color amarillo, mi hermana abre el libro y me enseña el texto que más le gusta, es el de ¡Ay!, ¡ay!, ¡hay!, ¡hay!. Tengo que estar en el trabajo entre 8 o 9 de la mañana. Veo entre la gente a I, ella ha simpatizado con la obra y la autora, pero ha conocido a una señora que no le ha agradado y me la señala, le digo que es su hermana, y que así ha sido con X casi siempre. Luego de irse I, no sé si quedarme, quiero hablar con X, preguntarle en qué momento ha escrito, y veo a otras compañeras, entre ellas P (una compañera de otro departamento). No es sino más tarde que X y yo platicamos, en el cuarto de la casa de mi mamá, y me cuenta que todo fue rápido, casi cuando yo estaba entre Tampico y Xalapa. Le aceptaron un libro, luego una editorial le publicó otro y así. Por mi parte, me sigo preguntando por qué no lo supe en todos esos años.

¡Hay, ay, la lluvia!

No hay comentarios:

He estado pasando a word los sueños de 2020, como los tengo anotados en tableta, hojas sueltas y en cuadernos regados, tras estos meses de e...