viernes, 3 de julio de 2020

Sueño del 20 de septiembre de 2015.

En la puerta de una iglesia observando cómo el sacerdote inicia una misa. La iglesia es enorme y está llena de feligreses. Unas compañeras del colegio suben las escalinatas. Camino unos pasos y ya desde el taller mecánico de Carlos veo cómo sigue llegando gente a la iglesia, reconozco a una religiosa, ya es mayor y está acompañada de otra; les digo que vengan a casa a descansar. Con calma vienen, toman agua y se sientan, pero afuera hay bullicio, una fiesta o no sé qué se prepara.

En un edificio de muchos pisos hay en un centro de trabajo, se está grabando un video y veo cómo alguien está llorando, quiso controlarse pero no pudo. Era un joven de cabello lacio y rubio. Me sentía sola y vagué por el edificio. Luego me topé con el joven, y él lanzó su anzuelo sin esperanza, le dije que sí, sorprendiéndole. Lo cité en el último piso, pero yo nunca llegué.


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