viernes, 3 de julio de 2020

Sueño del viernes 27 de noviembre de 2015.



Entre 2 casas. Una fiesta de quince años en ciernes. Ya estaba el vestido, había que arreglar la casa. Limpiamos bien un cuarto con estantes llenos de libros,- tenía que hablar sobre algunas novelas y escogí 3 del mismo autor en distintas editoriales-, discos compactos y una escalera, porque cruzando la puerta estaba como un sótano, aunque bien se podía saltar.

Fui a la casa de mi abuelita Áurea. En un cajón me topé con una crema para la chicongunia. Tenía que apurarme, no sabía si contaba con medias. Vi a una joven bonita de cabello negro, con un vestido blanco floreado. Eran mis quince años.


J. tomó un camión de bomberos. Nos subimos con él los niños y yo. Bajamos y nos adentramos en una reunión. Nos presentamos y en un instante perdí de vista a J. y a los niños. Salí cuando escuché sonar las sirenas y caminé hasta llegar adonde estaba un niño tirado en una banqueta rodeado de curiosos, no supe si era JC o no.



Había una jovencita carnicera que manejaba bien las armas, tenía mucha fuerza y buen pulso, pero era cruel e injusta, mataba por matar, lanzaba cuchillos a mujeres, hombres y niños, sembrando temor. Cómo era esa niña, una güera bonita; alguien tenía que detenerla. En una escena vi que mató a un hombre y luego una mujer iba caminando hacia ella y la joven  le lanzó con fuerza un cuchillo.


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