lunes, 20 de julio de 2020

Sueño del domingo _______septiembre de 2016


Había muerto pero mi conciencia seguía ahí y podía mover mi cuerpo. No sentía nada, sólo un dolor moral de que todo tenía que dejarlo atrás, una meta de pequeño o largo alcance ya no tenía caso. En casa de Álamo, mi familia veía esto con tristeza. Era viernes cuando pasó y el sábado pensé que me iría pudriendo, pero no olía nada. Visitamos en varias camionetas a la familia de los Espinoza y sólo recuerdo que dije varias veces hasta luego y nada, era como si no existiera.

A un entrenador ¿japonés? le confesé que mis temores eran la salida y la llegada a meta, y él sólo me sonrió.

El domingo pasó algo raro. El proceso de muerte no había marchado, seguía igual, pero iba tomando fuerzas.

Una muchacha vivía con su pareja y su hermano en un departamento. Ella descansaba en el mueble de la sala cuando tuvo la idea de que tenían que cambiar las cosas en ese lugar.

En la camioneta camino a casa de los Espinoza, hablamos de unas becas fraudulentas otorgadas para viajar a Alemania, entre ellas a un periodista de Televisa, pero finalmente serían para tomar clases en México con maestros de Alemania. Este fraude lo seguían en Televisión.



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