sábado, 20 de junio de 2020

Recuerdo que mi papá solía escribir sus sueños. Tenía en el buró junto a la cama papel y pluma a la mano. Me quedé con esa imagen de él sentado al borde de la cama tratando de asir sus sueños, mientras nosotros nos alistábamos para ir a la escuela. También en algún momento nos contó sus sueños recurrentes, como ese donde él y su padre ya anciano estaban escapando del hombre verde, él tenía- como Eneas a su padre-, que cargarlo y el hombre increíble cada vez estaba más cerca de alcanzarlos. Mi papá y mi abuelo fueron maestros mecánicos, enseñaron más que eso a sus trabajadores y alumnos, en tiempos difíciles, sacaron a flote a sus familias. Mi abuelo falleció cuando yo tenía 5 años, mi papá falleció en 1988. 
El sueño como acto onírico a muchos no importa, se han de preguntar para qué les sirve, parece que hasta les estorba y lo hacen a un lado. Creo que sin querer mi papá me enseñó la importancia de pescar los sueños, de estar a la caza. De niña y adolescente tuve sueños que sin escribirlos siguen frescos en mi memoria de tan impresionantes que en su momento fueron. Fue en los noventa, en una papelería del centro de Tampico, cuando compré unos diarios y comencé a escribir sueños en sus hojas con fecha y todo. No me impuse la tarea de registrarlos día con día, al menos no como obsesión, eso mata el placer, además con obligaciones estudiantiles no podía, y creo que el despertador espantó a muchos de ellos dejándome con la tarea en el día de tratar de rescatar tan siquiera una imagen o tacharla de inoportuna cuando en plena clase caía de repente. Por el contrario, hubo temporadas en que los dejé ir por una u otra razón. Pero no cabe duda de que llevar un diario de sueños es una disciplina, un orden en el caos. 
Cuando vine a Xalapa ya no tuve más de esos diarios. Dónde quedaron los sueños de todos esos años, no lo sé, al menos de muchos. Lo cierto es que escribí mis sueños en hojas de libretas o papeles que estaban a mi mano - incluso llegué a escribir unos en recibos y notas- y los fui juntando, pero no me di a la tarea de comprar un diario o libreta exclusiva como antes. Eso fue un error de mi parte, dejadez, falta de disciplina, de plano un vil desmadrito. Escribía los sueños y a la mayoría les ponía fecha, a algunos ni siquiera eso por las prisas o no me acordaba en qué día estaba. Eso sí, los junté y lo sigo haciendo como algo para mí importante, con la idea de transcribirlos en cualquier día. 
Abrí tres libretas o blogs de sueños, en dos pasé los sueños de los diarios, y  el tercero, el de Zona Libre me facilitó el trabajo de transcripción y algunos de los sueños estuvieron al día,  pero me rebasaron y tenía que subir sueños recopilados, hasta que de plano quedé avasallada.
En estos días me he dado a la tarea de  transcribir sueños de 2010 en adelante y voy a empezar a subirlos poco a poco en este blog. Quizá se revuelvan las fechas, pero es mejor que nada. También en hojas papel bond pinté en acrílico y a vuelo de pájaro unas imágenes, no tienen nada que ver con los textos, pero me gusta que vayan acompañados. Esto es un trabajo en proceso, así que aquí pongo punto porque ya es algo tarde, son las 3 de la mañana. 




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